Reciclable, contenido reciclado, compostable, fabricado con biomateriales: ¿Cuál de estos factores realmente contribuye a un envase seguro y sostenible? La verdad es que esta pregunta no aborda la esencia del asunto, especialmente cuando hablamos de envases para alimentos.
Tomemos, por ejemplo, una hamburguesa de comida rápida que generalmente se sirve en una caja de cartón, supongamos que esta caja no contiene sustancias perfluoroalquiladas o PFAS. Entonces, ¿cuál es la verdadera función de este envase?
Su propósito es entregar la comida al cliente de una manera que garantice la contención y protección del producto, al tiempo que mantenga la temperatura adecuada para preservar su apetitoso sabor y cumplir con las expectativas nutricionales y de satisfacción del consumidor. En el mundo de los envases para alimentos, la clave está en satisfacer estas necesidades fundamentales.
¿Qué ocurre si un consumidor deja caer el paquete y la hamburguesa se cae al suelo? ¿Y si la comida llega a casa y ya no conserva su temperatura apetitosa? ¿O si alguien guarda una hamburguesa a medio comer en la caja y la olvida en la parte trasera del refrigerador hasta que aparece el moho?
Todas estas situaciones resultan en desperdicio de alimentos. No se trata únicamente de la hamburguesa en sí, sino de todos los ingredientes que la acompañan: los pepinillos, las cebollas, los tomates, el ketchup, la mostaza, el queso, el tocino y los panecillos. Además, se desperdician los recursos materiales empleados en su producción, como el agua, los fertilizantes y los herbicidas, así como la energía necesaria para cultivar, cosechar, empacar y transportar estos ingredientes, hasta llegar a la preparación final del producto. De hecho, en este contexto, el envase representa solo una fracción mínima, aproximadamente el 5%, de todos los recursos utilizados para llevar la hamburguesa de comida rápida al consumidor. ¡El 95% de la huella ambiental total de una hamburguesa de comida rápida se relaciona directamente con los alimentos en sí!
Con esta perspectiva, es fundamental considerar y responsabilizarnos de todo el ciclo de vida de estos recursos, desde la producción hasta la disposición final, cuando hablamos de sostenibilidad. Ahora que comprendemos esta dinámica, podemos definir de manera más precisa lo que significa contar con un envase verdaderamente sostenible.
Definición de Embalaje Sostenible
Los envases sostenibles desempeñan un papel fundamental al ofrecer el valor completo de los productos que resguardan, minimizando al máximo su impacto económico, ambiental y social durante su ciclo de vida. Su función primordial radica en asegurar que todos los contenidos de los alimentos sean consumidos, reduciendo así la generación de desechos sólidos y la emisión innecesaria de gases de efecto invernadero.
Los envases sostenibles también deben cumplir con todas las funciones clave de un envase: la contención y protección del producto, la comunicación, la marca y la comodidad. Es relevante recordar que aproximadamente el 95% del impacto ambiental asociado a un producto y su embalaje se origina en el producto en sí, lo que subraya la importancia de garantizar la protección efectiva del producto al tomar decisiones sobre envases sostenibles.
La sostenibilidad se evalúa mediante enfoques científicos, como el análisis de flujo de materiales (MFA), la evaluación del ciclo de vida (LCA) con sus correspondientes inventarios del ciclo de vida (LCI) y evaluación del impacto del ciclo de vida (LCIA) . Además, se utilizan análisis de costo-beneficio y evaluaciones de riesgo-recompensa. A pesar de la influencia de juicios subjetivos en estos enfoques, se busca la máxima transparencia en su aplicación y divulgación.
La conservación de energía, materiales, agua dulce y la reducción de contaminantes y toxicidad son imperativos en toda la cadena de valor del embalaje sostenible.
Objetivos principales del embalaje sostenible
Es esencial reducir al mínimo los impactos medioambientales en la obtención de materias primas y su transformación en envases, así como limitar el efecto ambiental en la disposición de envases y productos, incluyendo la prevención de liberaciones no deseadas en entornos terrestres y marinos. La mitigación de la producción de gases de efecto invernadero y la prevención de su contribución al calentamiento global antropogénico (AGW) son metas cruciales, aplicables tanto al envase en sí como al producto que alberga.
La protección del producto se erige como la función primordial de un envase sostenible, por lo que maximizarla resulta imperativo. Además, se debe minimizar la presencia de contaminantes y toxicidad asociada a la producción, utilización y disposición de los envases.
Estrategias clave en el desarrollo de envases sostenibles
En la gestión de suministros, es fundamental considerar la procedencia de los materiales de embalaje, evaluar si los recursos se están agotando o siendo renovados y comprender el impacto económico que esta producción (o su eliminación) tiene en las comunidades locales. Siempre se busca la posibilidad de reducir la eliminación de materiales y la energía requerida para esta tarea.
Además, es esencial minimizar el uso de recursos a lo largo de la cadena de valor del embalaje, ya sea en términos de materiales basados en combustibles fósiles o recursos renovables. De igual forma, se debe reducir la generación y liberación de gases como el dióxido de carbono (CO2), el metano (CH4) y el amoníaco (NH3), así como los refrigerantes empleados en la conservación y distribución de alimentos. La gestión eficiente del agua dulce y el monitoreo constante de la contaminación son cruciales.
Por último, es imperativo minimizar, eliminar, aislar o inmovilizar cualquier sustancia química preocupante presente en el envase y su contenido, garantizando así la seguridad y la sostenibilidad en toda la cadena de valor del embalaje.
Objetivos generales y estrategias centrales
En la búsqueda de reducir los impactos negativos asociados con los envases y los productos que resguardan, se destacan tres objetivos fundamentales:
- Reducir la generación de gases de efecto invernadero.
- Mejorar la conservación de recursos.
- Minimizar la toxicidad y los contaminantes.
Para alcanzar estos objetivos, es esencial desarrollar estrategias destinadas a reducir el consumo de energía y promover el uso de fuentes de energía renovables o recursos que disminuyan la toxicidad y la contaminación durante todas las fases, desde la construcción y producción hasta la eliminación. La selección de materiales debe basarse en su capacidad para ofrecer un alto valor funcional con el menor impacto ambiental en todo su ciclo de vida. Además, se debe priorizar la eliminación de contaminantes, sustancias químicas nocivas, gases de efecto invernadero y cualquier otro agente contaminante a lo largo del desarrollo, la producción, el uso, la distribución y el diseño del envase.
Cascada de diseño de envases de alimentos sostenibles
El enfoque de la seguridad alimentaria como eje central en las decisiones relacionadas con el envasado sostenible debe fluir de manera coherente a través de la organización, desde la alta dirección hasta los grupos clave en la jerarquía: operaciones, diseño de envases, marketing, etc.
La dirección corporativa tiene la responsabilidad de establecer claramente sus actitudes, creencias, objetivos, cronogramas y métricas en cuanto a sostenibilidad. Estos deben traducirse en objetivos generales de envasado que contribuyen al logro de los objetivos corporativos en su conjunto. Dentro de estas creencias, es crucial mantener una discusión transparente y persuasiva sobre el papel desempeñado por la ciencia y la contabilidad financiera (basados en la realidad) en la toma de decisiones, así como la percepción de los consumidores y otras partes aceptables.
La seguridad humana y alimentaria, el valor nutricional, el apetito y el sabor, y la reducción del desperdicio de alimentos son factores no negociables en el desarrollo del envasado primario, desde el momento en que el producto sale de la fábrica hasta que llega a manos. del consumidor para su preparación y consumo. Los aspectos de facilidad de uso, como el almacenamiento, el control de porciones, la preparación y el cierre, son críticos y deben estar alineados con las expectativas y necesidades del consumidor, al mismo tiempo que contribuyen a los factores mencionados anteriormente.
El principal impulso ambiental debe ser la reducción de residuos, incluyendo la minimización del consumo de energía, la generación de gases de efecto invernadero y la producción de residuos sólidos destinados a vertederos. Esto incluye el combate del desperdicio de alimentos en todo el ciclo, desde el “envase hasta el plato”.
¿Qué significa todo esto para los profesionales de alimentos?
Muchos de los objetivos y tendencias en el envasado sostenible mencionados anteriormente pueden tener un impacto significativo en la inocuidad alimentaria. Por ejemplo, los nuevos materiales, particularmente en el ámbito del compostaje, podrían no contar con las propiedades de barrera necesarias para preservar la seguridad de los alimentos. Por lo tanto, es esencial que el equipo de diseño de envases de una empresa, y especialmente el equipo de marketing, estén plenamente conscientes de la importancia de llevar a cabo rigurosas pruebas en estos materiales desde las etapas iniciales de evaluación para garantizar una barrera de protección adecuada.
Actualmente, están surgiendo numerosas innovaciones basadas en papel que eliminan los productos químicos perfluoroalquilados (PFAS) en favor de nuevos recubrimientos que se presentan como resistentes a la grasa y reciclables. Aunque esto es un paso en la dirección correcta, es imprescindible someter estos materiales de embalaje basados en papel a un análisis exhaustivo en busca de posibles sustancias químicas problemáticas, junto con pruebas de resistencia a la grasa específicas para diversas aplicaciones.
Es vital recordar a los equipos de marketing y envasado que, si bien la reducción en la fuente siempre ha sido y seguirá siendo el método más eficiente y efectivo para reducir el desperdicio, una reducción excesiva de material puede ocasionar daños en el envase que, a su vez, resultarán en desperdicio y contaminación de alimentos. La protección de los productos continúa siendo la estrategia más efectiva para reducir el desperdicio económico y ambiental, al mismo tiempo que se garantiza la seguridad alimentaria.
Por: Robert (Bob) M. Lilienfeld